lunes, 17 de octubre de 2011

InvestígaTe

Conoce tu cuerpo. Conoce el cuerpo de los demás. Aprende a explicar tus oscuros silencios. Aprende a entender los claros gritos de los otros. Olvida el lenguaje genético del miedo. Mide tus palabras con libertad. Pesa tus ideas sin ataduras. Usa los caracteres adquiridos de la razón. Descubre la lejanía del dolor ajeno. Descubre la proximidad de tu tristeza. Trabaja con amor. Aventúrate en lo que más conoces. No huyas de lo desconocido. Entra sin temor en el profundo laberinto del tubo de ensayo. No busques el éxito inmediato entre tus genes. Busca el pulso de verdad que fluye por tus venas. Mira a tu alrededor sin prejuicios. Forja la llave del conocimiento con dulzura y abre tu corazón a los demás: Observa a los que sufren a tu lado. Inféctate con el virus de la rabia. Recoge una muestra de tu propia sangre. Purifica tu carne. Planea un experimento y ponte a prueba. Intenta curarte… Aunque hoy fracases, a lo mejor, algún día, todo esto sirve para algo y encontramos el antídoto contra el veneno que nos corroe las entrañas. A pesar de todo, siempre, investiga. Investígate.

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