Pero, hoy, dime qué me pasa. Por qué estoy enfermo. Por qué me duele. Qué tengo dentro. Cuándo tendré el pelo como antes. Por qué no me curo. ¿Me voy a morir..? Tengo sueño. Dame mi peluche. Tengo frío. Dame tu calor. Abrázame. Tengo miedo. Dame un beso. Dame lo mejor de tu vida. Investígame.
domingo, 30 de octubre de 2011
InvestígaMe
lunes, 24 de octubre de 2011
El mejor Centro de Investigación posible
Claro que nada de esto hubiese sido posible si las instalaciones del Centro no hubiesen sido concebidos a lo grande, con unos patios interiores amplios y espaciosos a los que se había dado un uso de lo más variopinto: las canchas deportivas alternaban con los banquitos donde los trabajadores tomaban el café los días que hacía buen tiempo - que no eran pocos -, y las mesas de la cafetería hacía tiempo que habían trascendido sus fronteras originales para dispersarse por todo el patio. No era raro observar un grupo de investigadores veteranos discutiendo sus los detalles de sus próximos proyectos en aquellas mesas, al lado de becarios que esperaban su turno en la cancha ataviados con ropa deportiva pero trabajando en la memoria que les valdría la máxima nota en los cursos de postgrado. Además, el estar rodeados de jefes e investigadores postdoctorales en un ambiente tan relajado hacía bien fácil poder acudir a alguien para resolver las dudas, sin pasar el mal trago de irrumpir en el despacho de aquellos directores de grupo tan atareados. El éxito de este ambiente había propiciado además que se eligiera al Centro como sede para numerosos cursos y congresos, que lo habían dado a conocer a numerosos investigadores y jóvenes en formación de otros países. Afortunadamente todo esto iba acompañado de una infraestructura tecnológica de primer nivel: laboratorios equipados al máximo, servicios comunes que funcionaban de manera rápida y eficiente, sin olvidar un personal de gestión y administración de recursos maravillosamente preparado, que facilitaba el trabajo de los investigadores, les ahorraba papeleo y coordinaba las actividades de manera que el día a día de los grupos de investigación apenas se veía afectado. Había costado mucho poner en marcha aquel Centro, y hasta que todo fue como la seda, tuvieron que trabajar mucho, y muy duro. Pero tenían lo más importante, como punto de partida: una plantilla de trabajadores excelentes, preparados y con muchas, muchísimas ganas de hacer de aquél el mejor Centro de Investigación que se pudiese concebir. Al menos, era el mejor que él podía imaginar.
Una voz le sacó de su ensoñación. Sintió como si despertase de repente, y se giró para encontrarse cara a cara con un hombre con aspecto dubitativo. Su forma de vestir denotaba que era un turista, noción reforzada por el ajado mapa que asomaba por uno de los bolsillos de su mochila. Ante su silencio y su cara de despiste, le repitió la pregunta en voz más baja, como si temiera provocar una respuesta poco agradable:
- Digo, que si sabe qué son esos edificios – dijo, señalando al frente.
Él se volvió hacia donde señalaba por el dedo, como si al despertar de su ensoñación necesitase recordar dónde estaba. Frente a él, los tres imponentes edificios se alzaban sobre un patio vacío, desolado. Lo que tiempo atrás fue una cafetería permanecía cerrado, y puesto que nada más había aparecido en su lugar, no había razón para que nadie se pasease por allí. De hecho, ni siquiera podría decirse si había alguien trabajando entre aquellos muros.
Consciente del tiempo que había pasado desde que le formulasen la pregunta, se vio impelido a responder:
- Sí, eh… bueno, no sé lo que albergarán ahora; pero antes eran un Centro de Investigación – se giró para mirar de nuevo al turista, mostrando una sonrisa llena de nostalgia – yo solía trabajar aquí.
- Ah, ya – contestó el turista, sin parecer demasiado convencido - ¿Y hace mucho de eso?
Mucho. Una eternidad, pensó. Aunque en realidad no había pasado tanto tiempo; lo que habían pasado eran muchas cosas, ninguna demasiado buena.
- Bueno… hace bastante. Yo hice mi tesis aquí, sabe… luego me fui al extranjero, y gracias a que allí no me fue mal, pude volver con la intención de formar mi propio grupo en este Centro. Teníamos muchas ideas, sabe, se podían haber hecho muchas, muchísimas cosas interesantes… cosas que yo había visto en otros países y que conseguían que la gente trabajase mucho, y además muy a gusto. Pero lo que me encontré no fueron facilidades, precisamente – la nostalgia cambió, se transformó en algo feo, incómodo, recuerdos de luchas absurdas, de impedimentos innecesarios y de conflictos de intereses – y la verdad, no pudimos hacer nada de eso. Los responsables nunca se interesaron por la ciencia, ni por los que hacen ciencia, no comprendieron el potencial que tenían entre las manos. Y no sólo acabaron con el Centro y todo lo que podía haber sido, sino que además se cargaron lo más importante: a la gente. Los que no fueron despedidos directamente, se marcharon en cuanto pudieron. Siempre se dice que es un trabajo muy vocacional, el de investigador… pero sólo de vocación no se vive. Cada vez que pienso la de tesis que se han dejado de hacer… me asusta mucho pensar que las nuevas generaciones no tengan interés por estudiar nada, que dentro de unos años sigamos sin tener cura para las mismas enfermedades, sin mejorar nuestra calidad de vida. Es bien difícil, con ejemplos como éste…
El turista asintió con la cabeza, dando a entender que lo comprendía perfectamente. Durante unos segundos que parecieron minutos, ninguno dijo nada. Finalmente, el hombre con el mapa lanzó otra pregunta:
- Y dígame… eso de las tesis, en realidad ¿de qué va?
No pudo sino sonreír. Tal vez ese fue el problema, desde el principio. Su única y mayor culpa: no haber sabido darse a conocer, no haber compartido con la mayoría de ciudadanos la importancia de su trabajo. No haber compartido su ilusión, su vocación, sus metas. Pero nunca era demasiado tarde. Los niños de hoy son los políticos del mañana, pensó. Y desde que se dedicaba a la enseñanza, se sentía algo más optimista en ese sentido.
Se levantó del bordillo desde donde había estado meditando y palmeó amistosamente el hombro de su interlocutor.
- Venga, le acompaño hasta la parada del autobús, o hasta su coche, y se lo explico por el camino.
Por algo había que empezar.
Dr. Litos
domingo, 23 de octubre de 2011
Despídeme
Soy la Ciencia. Vengo a darte mi último adiós antes de que te duermas de nuevo para siempre. Despídete de mí. Cierra los ojos y despídeme.
sábado, 22 de octubre de 2011
Fasta Ya !!!
La forma en la que se escribe el archivo tiene una estructura particular, diseñada para ser explorado rápidamente usando los métodos adecuados.
Digamos que cada “párrafo” del fichero contiene una secuencia mas o menos larga de letras con una parte de la información genética de una célula. Los trozos de información se separan con un tipo de linea diferente que empieza con el símbolo > seguido de un nombre o identificador del “párrafo”.
El trabajo de muchos investigadores es explorar estos ficheros buscando los genes mutados que causan las enfermedades. Así escrito quizás no quede del todo claro pero estoy seguro que el siguiente ejemplo práctico permitirá al lector bloguero comprender a que nos referimos.
¿Podrías encontrar el gen mutilado... digo el gen mutado en el siguiente fichero Fasta?
viernes, 21 de octubre de 2011
Ciencia es Vida
La ilusión
Señor Director General
jueves, 20 de octubre de 2011
LO MEJOR DE ESTE CENTRO SOIS VOSOTROS
Ahora sé que los científicos somos generosos, entusiastas, solidarios y sobre todo muy trabajadores, no tenemos horario, ni a veces vacaciones, ni tampoco horas extra, ni muchas otras cosas más, pero nos gusta lo q hacemos y sólo intentamos conocer, aprender, saber más de las cosas, en fin INVESTIGAR.
La calidad humana de la gente q se dedica a este mundo es elevadísima. Estoy muy orgullosa de haber trabajado con gente tan maravillosa y tan fuerte como la que tengo en estos momentos a mi alrededor. Quiero y deseo q todo el mundo sea positivo, ahora no lo vemos porque estamos en plena locura, pero estoy convencida de que dentro de unos años esto solo será un mal sueño. Por mi experiencia con la cantidad de gente que se ha ido durante estos años de mi laboratorio, se que salir de aquí supone volver a respirar, te permite coger aire fresco de nuevo y recuperar la ilusión perdida.
No siento vergüenza de haber estado aquí y sin lugar a dudas quiero deciros compañeros que LO MEJOR DE ESTE CENTRO SOIS VOSOTROS.
Q no os hagan dudar de eso y donde sea q vayáis y os dediquéis a lo q os dediquéis seguro que al final sacaremos cabeza por q somos luchadores natos. Q no nos hagan dudar de nuestra valía, que se vayan a reírse de otros.
ESTOY MUY ORGULLOSA DE TODOS MIS COMPAÑEROS, MUCHA SUERTE PARA TODOS.
Lucía
lunes, 17 de octubre de 2011
InvestígaTe
jueves, 13 de octubre de 2011
El templo del dios Amón y los defectos en el ciclo de la urea
El daño irreversible que provoca retraso mental e incluso la muerte en la enfermedad objeto de nuestro estudio deriva de la encefalopatía causada cuando un exceso de amonio alcanza al sistema nervioso central. La inmediatez del daño cerebral por hiperamoniemia y su irreversibilidad hace imprescindible su rápido diagnóstico y tratamiento para prevenir la aparición de consecuencias indeseables. El sistema más eficaz que posee nuestro organismo para detoxificar el exceso de amonio es el ciclo de la urea que convierte, en el hígado, esta molécula neurotóxica en urea, una sustancia inocua que eliminamos por la orina. Nuestro grupo de investigación se ocupa del estudio detallado de la primera enzima del ciclo de la urea, encargada de introducir el amonio en el mismo. Cuando esta enzima, la carbamil fosfato sintetasa (CPS1) falla (hay más de 200 mutaciones descritas de las que se desconoce el impacto funcional que tienen sobre la enzima y las causas de su carácter patogénico), el flujo de este ciclo se detiene y se acumula amonio en el plasma sanguíneo, lo que provoca las lesiones en el cerebro. Fruto de nuestro trabajo es, por un lado, la producción en el tubo de ensayo de la CPS1 humana que es diana de la enfermedad, lo que nos permite esclarecer las bases moleculares de esta patología y su pronóstico para las diferentes mutaciones de la CPS1 que se presentan en la clínica. Por otro, hemos abierto la puerta a una posible nueva vía para tratar el déficit de carbamil fosfato sintetasa utilizando activadores de la enzima diseñados frente al fallo molecular concreto detectado.
Confiamos, bajo la protección del dios Amón, el dios de los dioses en la mitología egipcia, el equivalente a Zeus en la griega y a Júpiter en la romana, pero sobre todo con nuestro buen hacer investigador, seguir en la punta de lanza de la exploración de la diana de esta enfermedad rara y seguir contribuyendo a su diagnóstico, prevención y tratamiento. Requerimos el apoyo continuado que tanto estamentos públicos como privados nos proporcionan, y sobre todo que nuestros políticos crean sinceramente en el trabajo que realizamos como una vía exitosa de lograr una vida más digna para familiares y afectados por esta enfermedad.
Grupo de reconocimiento molecular
lunes, 10 de octubre de 2011
ConCienciaDos
miércoles, 5 de octubre de 2011
Un día soñé que me hacía minúscula y entraba en el interior de la célula. Navegaba por el citoplasma, veía el retículo endoplasmático, el aparato de Golgi, vesículas por todas partes. Me subía a una proteína y me colaba en el núcleo y volvía a salir a través de esos agujeritos negros, los nucleolos. Cuánto movimiento, cuánta energía. Podía ver y entender lo que ocurría allí dentro, movimientos, señales, acciones, trabajo, mucho trabajo y entendía qué pasaba cuando algo no funciona bien. Pero desperté del sueño y me di cuenta que estaba en la sala de cultivos, mirando por el microscopio, y lo que estaba viendo era una célula viva desde fuera. Esa maquinaria perfecta, tan compleja, llena de vida; y, sin embargo, aquí estamos los científicos, intentado descifrar cómo funciona para poder entender lo que sucede cuando algo falla. Quiero entender, quiero saber, quiero poder descifrar mecanismos que ayuden a otros científicos a diseñar drogas, terapias para reparar algo que no va bien. Y en esas estaba cuando otro día que no soñaba me dicen que algunas de mis células están creciendo descontroladamente y el único tratamiento es extirpar e irradiar. Y el mundo se vuelve oscuro y ya no entiendes ni quieres entender nada. Afortunadamente, un día despiertas y las ganas de seguir adelante vuelven, con más fuerza que nunca. Y las ganas de saber por qué esa maquinaria tan perfecta falla a veces se vuelve una necesidad, y por eso me paso horas estudiando, analizando cómo se divide una célula y por qué ese proceso a veces pierde el control y hace que una célula se divida muchas veces y acumule errores y sea malo para la salud. Y mi mundo gira en torno a la investigación, es dedicación, es pasión, y es así porque estoy segura de que mis descubrimientos un día ayudarán a curar.
martes, 4 de octubre de 2011
Todos somos Beatriz
JUANmiriamVARINIAencarnaciónALICIAjuditSAMUELanaJAVIERantonio
ARANTXAjorgeMARÍApazASUNCIÓNrafaJESÚSmaríaROSAlitosANABEL carolineINMAvicentISABELfernandoDANImaríaELENAcatarinaPACHI robertoCARLEScélineMIRIAMyasminaFRANÇOISireneMIGUELester ASUNjesúsELENAlaraOLGABEATRIZanaMARÍAcésarDANIesther LAURAcaroMIRIAMpedroSARAbeatriz…
Beatriz está desorientada, como cualquier científico cuando se enfrenta a un nuevo problema. Beatriz está desconcertada, porque no es fácil descifrar el latido de la materia viva. Beatriz está sorprendida, porque sin sorpresas no hay descubrimientos. Beatriz no está sola. Si tú también quieres ser Beatriz, escribe tu nombre de pila en un comentario a esta entrada del blog. Todos somos Beatriz.
lunes, 3 de octubre de 2011
No hacemos magia, hacemos ciencia.
En nuestro laboratorio de proteómica, probablemente, nunca haremos uno de esos descubrimientos espectaculares que encuentran un hueco en el telediario. Y es que nosotros solo ponemos tecnología, experiencia y trabajo a disposición de otros investigadores para ayudarles a identificar o caracterizar las proteínas relevantes en su investigación.
Y aún así, nuestro trabajo nos gusta, nos gusta aprender en cada problema y enseñar en cada solución, pero sobre todo nos gusta creer que sumamos nuestro esfuerzo al de aquellos que se empeñan en diagnosticarnos una enfermedad sin hacernos daño, de aquellos que quieren estar seguros de que nos han curado. De los que anhelan saber por qué nuestro cuerpo a veces nos lastima. De aquellos que no se cansan de probar para encontrar nuevos y mejores medicamentos. De los que, a pesar de su escasa rentabilidad, siguen estudiando enfermedades que sólo afectan a unos pocos, o a los muy pobres. Y también de los que cuidan nuestros cultivos y nuestro ganado de sus males. De los que hurgan en el suelo y buscan en el mar para encontrar soluciones a los problemas de todos. E incluso de los que sueñan con que en África podrían potabilizar el agua con semillas de calabaza…
Seguro que a todos ellos les gustaría hacer magia. Lástima que sólo sepamos hacer ciencia.
Proteómica_CIPF