jueves, 13 de octubre de 2011

El templo del dios Amón y los defectos en el ciclo de la urea

Cuando yo era más joven, no, más joven todavía, un adolescente, mi imaginación volaba junto a Howard Carter en el valle de los reyes compartiendo sus hallazgos sobre la tumba de Tutankamón, una aportación fundamental para la comprensión de la historia y cultura egipcia. Igualmente me deslizaba con los trineos de Robert Peary para alcanzar los 90º de latitud norte, o con Roal Amundsen hasta el punto más austral de la superficie terrestre, y… y… y…luego, con la juventud, me sedujo el apasionante conocimiento de la vida y me convertí en un estudiante de biología y en escrutador de los arrebatadores y absorbentes secretos que estaban ahí esperando para hacerme disfrutar con el descubrimiento de la grandiosa organización a nivel celular, molecular y atómico de los organismos vivos. Ahora, acercándome al atardecer de la vida, poco queda de aquellos exóticos afanes de adolescente mas allá de nuestros estudios relacionados con el templo del dios Amón. Nuestro trabajo persigue progresar en la comprensión, diagnóstico y terapia de una enfermedad metabólica rara que causa daño cerebral temprano debido al exceso de amonio. En la época en que Egipto estaba bajo la dominación griega, esto es, la época Ptolemaica, en uno de los templos consagrados a Amón, los camelleros tenían por costumbre pararse a realizar sus necesidades urinarias. Fruto de esas micciones, en las paredes del templo fue formándose una sal que llamaron amónica por estar consagrado al templo del dios Amón. La palabra pasó de los griegos a los romanos y de ahí hasta nuestros días. Y hasta aquí llega nuestra relación arqueológica con la deidad egipcia, el término amonio y sus derivados amoniacales excretados por la orina.


El daño irreversible que provoca retraso mental e incluso la muerte en la enfermedad objeto de nuestro estudio deriva de la encefalopatía causada cuando un exceso de amonio alcanza al sistema nervioso central. La inmediatez del daño cerebral por hiperamoniemia y su irreversibilidad hace imprescindible su rápido diagnóstico y tratamiento para prevenir la aparición de consecuencias indeseables. El sistema más eficaz que posee nuestro organismo para detoxificar el exceso de amonio es el ciclo de la urea que convierte, en el hígado, esta molécula neurotóxica en urea, una sustancia inocua que eliminamos por la orina. Nuestro grupo de investigación se ocupa del estudio detallado de la primera enzima del ciclo de la urea, encargada de introducir el amonio en el mismo. Cuando esta enzima, la carbamil fosfato sintetasa (CPS1) falla (hay más de 200 mutaciones descritas de las que se desconoce el impacto funcional que tienen sobre la enzima y las causas de su carácter patogénico), el flujo de este ciclo se detiene y se acumula amonio en el plasma sanguíneo, lo que provoca las lesiones en el cerebro. Fruto de nuestro trabajo es, por un lado, la producción en el tubo de ensayo de la CPS1 humana que es diana de la enfermedad, lo que nos permite esclarecer las bases moleculares de esta patología y su pronóstico para las diferentes mutaciones de la CPS1 que se presentan en la clínica. Por otro, hemos abierto la puerta a una posible nueva vía para tratar el déficit de carbamil fosfato sintetasa utilizando activadores de la enzima diseñados frente al fallo molecular concreto detectado.


Confiamos, bajo la protección del dios Amón, el dios de los dioses en la mitología egipcia, el equivalente a Zeus en la griega y a Júpiter en la romana, pero sobre todo con nuestro buen hacer investigador, seguir en la punta de lanza de la exploración de la diana de esta enfermedad rara y seguir contribuyendo a su diagnóstico, prevención y tratamiento. Requerimos el apoyo continuado que tanto estamentos públicos como privados nos proporcionan, y sobre todo que nuestros políticos crean sinceramente en el trabajo que realizamos como una vía exitosa de lograr una vida más digna para familiares y afectados por esta enfermedad.


Grupo de reconocimiento molecular

No hay comentarios:

Publicar un comentario